sábado, 6 de febrero de 2010

IDEAS SOBRE EL ARTÍCULO DE LA UNESCO

La sociedad siempre se ha constituido por su evolución o decadencia. De esto depende el crecimiento de los mismos hombres o su empobrecimiento, y no tan sólo me refiero al sentido económico, sino al del conocimiento, al de la cultura, al de la educación.
En siglos antiguos, el conocimiento era lo más preciado y a la vez lo más censurado o elitista. Desde siempre no ha podido ser igualitario, en algunas ocasiones por falta de acceso a ello y en otras más porque implica un poder que muchos quisieran. Sin embargo éste puede ser empleado para conveniencia de unos y manipulación de otros.
Así pues nos encontramos en el siglo XXI que desde el anterior se denomina como “ la era de la información” ; la ciencia ha contribuido a que las tecnologías evolucionen a una velocidad impresionante y en algunos casos inaccesible. Antes bien, se ha rebasado a la ciencia. Estas tecnologías han contribuido a una evolución en las sociedades, puesto que las distancias se hacen cada vez menos estrechas, las herramientas laborales se vuelven prácticas y con rapidez; no obstante se implementa una variedad de consultas de la información y que en algunas ocasiones pierde su credibilidad, así como también permite el acceso a ésta.
La gran disyuntiva surge cuando esta tecnología debe y debiera ser una contribución para la Educación del siglo XXI. No obstante se inicia la crítica, debido en que las sociedades han estado utilizando esta herramienta dejando en muchas ocasiones de lado el sentido real y humanista de la cultura y la ciencia.
La Educación tiene su participación social desde el mismo hecho en que contribuye a la formación de quiénes dirigirán ésta, el conocimiento es originado a partir de los valores, del sentido amplio y colaborativo de pensamientos que inicien una revolución de ideas en pro del mundo. Así pues no quiere decir que la tecnología no haya surgido de estas ideas, pero pareciera en ciertos sentidos que reduce una capacidad de interacción real, donde las relaciones personales se originen por este medio, donde las personas, los objetos, las palabras se vuelven a la vez tan cercanas y al mismo tiempo intangibles. Y me refiero exclusivamente a las relaciones personales, donde la paradoja misma radica en el quehacer educativo, es decir, para que exista un verdadero aprendizaje se necesita la interacción de persona a persona, el diálogo concreto, donde el lenguaje es el máximo contribuyente; así también en el ambiente educativo, la interacción del educando y el educador es de valiosa importancia.
La preocupación y resolución de esta problemática es que no se distorsione el sentido humanista de la misma educación. Las raíces y orígenes de ésta le dan capacidad de evolución y transformación de los seres humanos, que parten desde una misma postura ante el mundo y de una contribución a éste. La movilidad surge no en la eficacia de una información, sino bien, en el extraordinario proceso de crecimiento de los seres como tales, porque sin duda admirar el cambio es algo que jamás se podrá remplazar. Los pensamientos, los sentimientos, los éxitos y fracasos, las alegrías y las tristezas no son más que la misma transformación de un ser que está en un periodo de su misma trascendencia, de su misma constitución, de su misma reproducción a lo cual nos hace tan diferentes y al mismo tiempo únicos en el universo.
Es claro que la sociedad está en un decaimiento, se ha vuelto fría, oscura, competitiva entre los mismos, así también egoísta, sin darse cuenta que muchas problemáticas son factores que no están llevando a la misma perspectiva individual y que por naturaleza nos afecta, porque fuimos creados, hechos para ser entes “ sociales” y vamos en contra de nuestro mismo proceso.
La Educación debe ser un concepto que rescate la colaboración y un modelo que a pesar de que existan herramientas tales como la tecnología, sean no una manipulación informativa o un poder que promueva una realidad incapaz de cuestionar, emancipada, en algunas ocasiones ficticia, poco consciente de que las barreras del conocimiento no se encuentran en las distancias, en el intercambio de la información, sino más bien en la apertura del pensamiento y del conocimiento que existe de un ser con otro.

IVONNE SALAZAR RAMÍREZ
FEBRERO DE 2010

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